miércoles, 2 de enero de 2013

POEMA

XIII- VERGÜENZA AJENA (2010/11)





86

Plazos (03/04/10).



El olvido también se construye,

yo lo conozco por alusiones.

Es que te habla en acertijos

y es la poesía su idioma.


En cada sospecha,

en cada escándalo.

En el plazo de cada artificio...

"deja que el tiempo críe memoria".




87

Insondable (05/02/10).

practico el desapego cotidianamente,

bajo formas inusitadas y sutiles:

“-buen día”

o

“-que calor”...

"-etc."

solo cada tanto me conmuevo frente a un niño,

que frente a su primer lluvia, y que esos ojos

insondables,

inefables.

todos los días y nunca más.

entonces

todos lo canales transmiten simultáneamente,

el entorno al ambiente,

convincente e inherente.

y sin embargo

¿aparente?

Entonces y sin embargo:

el desvelo de su media luna llena, cuida por entonces sus aclamadas conclusiones; sin embargo,
sin embrago ni reparo alguno.

como si en un sorteo virtual el somero ritual:

el cortejo de la última palabra

la moraleja de:

"decir nada y quedarse

con la mueca de costado,

ahí parado,

ver para creer;

y no esperar,

si siempre es ahora.

Ahora o nunca"

Júbilo perplejo del instante,

de la instancia y del instar,

dubitante titubear,

deleite siempre tropical.

Péndulo ancestral y pendiente vertical (llovizna, brizna inefable).




88

La llave (18/02/10).



Transito el recorrido de una gota por el vidrio,

lo sé, lo de trillado yo lo sé, simplemente se me ha dado por las gotas sin más.

Mis ganas de nombrarlas no se agotan

en la retórica, ni siquiera en la vertiginosa rutina de la gravedad

sobre la tenue tensión de la unidad en la susodicha.

La diferencia esta vez radica en la situación, la gota corresponde, relata;

un rumor de empañados jadeos se retracta.

Pornos si,

así todos; sin misterio: en bruto y complexión absolutamente entera y contundente.

Radica la diferencia entre mi gota y la de ellos, radica en su sinuoso vertical

en que se descompone en toda chance u hipótesis de una posible bifurcación,

mera actualidad.

Ahora me pregunto, ahora mismo y no después, ¿si en vez?…

vano e inútil lo real golpea como una ola su bofetada sobre mis perplejos ámbitos de cristal, que ya endebles levitaban en busca del lugar y su leyenda,

todo frontera su correlato,

el del protocolo y del afán…

Me detuve una noche de febrero

a observar fotografías,

e intentar traducirlas en danzas.

Me detuve una noche de febrero

a examinar cartografía,

a intentar imaginarme su semblanza.

Me detuve una noche de febrero

a expirar holografías

intentando descubrir cierta gracia.

Me detuve una noche de febrero,

a buscar en la poesía;

cierto rasgo de nostalgia.

Pese a lo constante y sólido de mis repuestas, volvió a escapar la conclusión,

como una mosca en el vidrio, así, si.

Ciertamente no entiendo que es lo que hace la idiota mosca en el vidrio;

debe haber un montón de explicaciones científicas y hasta teológicas

justificando la ridiculez,

de su inútil accionar.

Los manuales, los recetarios y las nutricionistas me agobian de todas maneras, el 46 % de ellas tienen gastritis, casi la mitad,

casi casi.

Es tan fácil explicar y describir que a veces me asusta solo pensarme inmerso en una argumentación elocuente y concisa: ser, dios, cosmos, Osvaldo…

Yo considero que la mosca es feliz, y por cierto que la gota ya dejó de ser el núcleo de mi interés.

Observo la mosca absorto, ávido y como buen hijo de izquierdista

abro la puerta, veo que se escapa y que sus paredes, se ensanchan.




89
El arbitrio desapercibido



Cuando vas de campamento los baños son pasos… y cuando llegás a tu casa.

A veces extraño el ruido de las gotas de lluvia en la carpa, cuando estoy de campamento.

Debe ser que tengo el techo de concreto.


“El diferido con rumor a cautela se estremece.

Lento vaivén de batucada.

Despierta en vuelo detrás del cristal, latente y real”.


Más ni añoranza ni perdón:

Microclima y escombro,

papel de diario

90
La última palabra

(01/02/10).



La última palabra,

alguien lo tiene que hacer.

Esdrújula y sensata,

al borde de la exageración.

Proclive,

al brusco pliegue sobre la lámina;

sobre el mosaico,

que versátil

confluye,

cósmico y transparente.


La última palabra,

alguien la tiene que decir,

como una lámpara, y su dueño;

siempre al borde de la exageración,

cargadas de premisas significativas,

exhortan contagiosas.




91
24/01/10

Una mirada se le cruza a la otra.

Te sabes apelado,

mas tu objetivo desprovisto

aúna, tenue y libertino. Ahonda.

Prosigue y palpita

cósmico.


Transparente efluente.

Influyente.

Efusivo.

Transhumante.

Efusivo efluente:


demora demasiado la velocidad de la distancia

a la hora de presentir.


A todo esto, hace tiempo era un baldío, ahora ya es fachada.


Ver para creer y no esperar. Decir nada, y quedarse con la mueca de costado.

Suficientemente ensimismado (ahí parado).


Ni un leve arancel, inaudito o recíproco, o utilitario.

Incrédula sensación. Proclive. La amabilidad necesaria, el rango amable predecible.

“Somero ritual”.

La rutina de la recursividad recurrente y difícil.

La cuota de solidaridad íntima y difícil.






92
Porque si. Las trampas al solitario que entre puertas y ventanas.

Solo evocanse en motivos,

Aludidos:

“Cuando se aprende a escapar. ¿Se conoce también el camino de regreso?”

Pretensión:

-Reflejo ajeno que duplica el lugar.

-Solo rastros y plegarias.

“Robarle protagonismo a los instantes trae aparejado su regreso.”







93
Elogio a la intimidad (3/06/10).



El modo en tu acento.

Como una leve certeza de caricia frágil

alumbra una ruta de incógnitas y sospechas.

Y en el suspiro de toda tu elegante paciencia,

descansa fértil

el olor a ilusión consabida.

Es como si vos, si nosotros o ellos

Es como que tal vez, si en vez.


Y ya que bifurca endeble el deseo,

se camufla en los ecos

de tu sonrisa, de tú palabra.

En la voz de tu olvido

y en los sublimes jardines del canto, que pregona

y destella vívida y cándida,

Tu voz fresca, tenue y nítida,

solo como lo sabe hacer la Clara mañana,

la cristalina duda.

La duda en tus ojos

que alberga.

Todas sus preguntas

todas tus respuestas.

Como si de casualidad se tratara.

o reparara en tu dolor,

en tu color,

tal calor es de tu sabor.

El modo en tu acento,

sin descuento o documento.

Solo intento llegar a vos.




XIV- EL ARBITRIO DESAPERCIBIDO





Rimas.

94
Cuando los párpados de la noche amanecen

humectados de rocío y de ceniza.

De un imperceptible olor:

Heme aquí de tus instantes,

el eterno navegante, de turbante

heme aquí.


Heme aquí de tus momentos.

El efímero argumento, de uno más.


Quiero lento

invitarte de paseo por el centro

y este par de complementos,

que es amar y dar sustento.

El conciso implemento del lugar.

Heme ahí de tus instantes,

el extraño de turbante

multicolor.





95
La influencia de la fe.

En sólidas conclusiones

compartimenta las láminas,

donde el mosaico.

La inocencia en lo que se

de bólidas confesiones

sedimenta las lágrimas,

donde hubo el llanto.


Salí indemne el roce del instar. Con drástica inocencia y discrepancia de astucia,

la instancia displicente me asegura,

que no he sido otro. Más allá de esta sólida conclusión inaugural.


Influencia de la fe

de históricas persuasiones.

De lo que no se.

Lo que ignoro. Todo ese error, que goza de la austeridad. De la ausencia más presente en mi simiente.

La condición de la razón, es conclusión y confesión;

mas sin pasión no es lo que soy.


Sino es serás.

Siempre es veraz, ya lo verás que al claudicar, aquel renglón

proseguirá sin dirección hasta el final.


Mas no verás, siempre de atrás le correrás

y encontrarás la brevedad de su lugar en su fugar. ¡Y es de cristal!

y es de verdad, y en variedad tan perspicaz que lo tendrás y no hallarás, mas solo su haz

y nada más… “solo fugaz”.

“Ya”;

me dirás.


Mas no hay renglón,

ni solo un hoy,

sin posición, ni posesión

(sin sensación de verde astucia,

sin decisión o vil renuncia).




96

“¡es que no hay vida sin dueño!”.

Tratado general de la responsabilidad




Donde radica pues

quien ejerce rol de juez

y permite ser capaz,

cuanta posibilidad.


Y remite del después,

manto y flujo a la vez

mas sin dolo o caridad,

¡ten responsabilidad!


“Gris mosaico en cuya tez,

se denota palidez

y practica la ansiedad,

cuando encuentra identidad”.


Mas no solo, sino es red;

cuando trae rapidez,

y se esconde en la mitad,

¡tanta probabilidad!


y si llega o sale, es;

un perfil es, fluidez

¡y rebosa Terminal!

¡en potencia y libertad!








97
Sospechosa influencia

El argot del azar

Al pronunciar

Que es traducir. Una especie de señal sin concluir,

O interpretar.


Al proponerte responder. Ves la pregunta y sin querer.

¿es un estela vertical

o circular?


Sospechosa inluencia

En la avenida.

Cadenciosa latencia

y lejanía.

Y caminar es tu lugar,

¿Cuánto porqué?

¡Y para qué!

Y tu mirar,

Que al deslumbrar

Es devenir inaugural.




XV- ÉXODO (2011)


98
Algunenado Escombros


Surgen recuerdos espiralados

que como mármol

estallan concéntricos

(polvo estelar de recuerdo).


Un aguacero cristalizado

en momentos sublimes,

de encanto fugaz

en apetitos insaciables y transparentes

(y) rubores de bosquejos.

Abreviaturas de un todo mejor

donde la luz sin espejo ni tono.


Sin constancia alguna

o libreta de libertad, empero

emerge…

Sin radio o margen alguno:

excentricidad suculenta y tentadora,

encantadora.


Surgen recuerdos espiralados

y como mármol

estallan concéntricos

(algunenando escombros estallan concéntricos).




99
Con la Raíz a la Intemperie.


Lejos, tan hondo


Como la distancia que se camufla entre vertientes y variantes de profundidad neta pero distante.

Fluye ambigua entre mantos y espectros sumidos,

y se renueve y vuelve a volver

en esporádico afán de correr.


¿Es qué la distancia nada de sitio retiene?

Mas si solo sitios contiene,

Pero si solo en sitios sostiene

y huye,

desprevenida e insólita.


Con la raíz a la intemperie, tieso y frío granizo de momentos diferentes

componen un mosaico cuyos retazos tú habitas, donde acaso tú evitas

a la luz

perpendicular.

Categoría inherente, (óntica y traslúcida).


Que dejó una estela con rumor a fragancia de manzanilla azul


Lejos, tan hondo

allí compongo:

un canto lleno de lugares comunes de testigos inmunes, de límites como pactos, colapsos y trayectos, imperfectos. Láminas en las que una añeja luz fosilizó antaño el recuerdo

arqueologías del para siempre: Los rastros del catastro. Desde el astro hasta el pasto, el abasto en lo abstracto.


Conjúgate hoy en secreto,

Que hoy no es tiempo de silencio

y que es débil, ni oigo el recuerdo.


Deja a la brisa hacer su trabajo,

que surque veloz el atajo,

lo más debajo del plazo.














"el oficio del zurcidor es el más triste, porque cuando un zurcido ha quedado perfecto se hace invisible, y lo invisible es la condición de su perfección".





100
Ausentar,

Abandonar,

Desamparar,


Desapego: Sin defensa o protección alguna.


La lejanía indómita,

Difícil de sujetar o de reprimir.

Ausente de todo escrutinio, en derecho o en resentimiento. Inescrutable.


Insondable, inexorable.

Prominente en todo complejo cuanto de haber, o de esperar.


Robusto semblante auténtico y similar.

Memoria inaugural.

Circular, circunscripto y concéntrico.

Caótico y/o cósmico

entrópico y típico, clásico o romántico.


Halo, aureola, periferia.

Tajo, pozo, agujero.


Prominencia indómita. Caber.


Efusivo efluente

Espasmódico.

Inflamado, inflamable.







101
Livro.


Augurios y plegarias

profesas leyendas de cartón.

Que inauguran confesas

la dinastía veloz

en lo ínfimo, de lo abstracto.


De una rima pretérita resuena

es la continua cadena:

eslabón. Siempre entre dos, puente veloz.

Retina cristal del idilio.

Crisol

transparente, augural.


Vertical caminar,

del umbral radical:

del mirar nominal y del mirar no mirar…

para ver la pared de papel

y leer: “realidad”.


Idilio vertical de encontrar el lugar

y animar el mirar.

Para ver y obtener realidad,


la verdad: literal.

Lateral.

Entre dos, de grosor litoral. Eslabón

de papel y cartón,


Literal.


libro.

Relativo relato y correlato.

Narrativa nativa.










102
Preámbulos.


El pretexto de la moraleja

no deja

lugar a dudas


de su súbita influencia,

de su semblanza.


Y en la última palabra se desgrana

en atisbos,

en fragmentos de indudable alarma

se fomenta presuroso

el esbozo de un colapso


momentáneo y simultáneo

del reposo fugitivo.

Simulacro ineludible.


Involuntario.




103
Aforismo.


Tiendo a generalizar la excepción

cuando juzgo como corriente

algo que me sucedió

y/o a alguien a quien casi apenas conozco.


Confiado en lo excepcional de nuestra condición,

cuando extraño ajeno en actitud de caracol

a los rasgos del entorno.

Y los coloco en un relato

que todo lo contiene

y lo supera a cada parte;

a su vez que depende de ellas.


Entonces me afianzo a una fotografía

que, como un escudo, un talismán (amuleto y/o tabú).


Un emblema de la memoria

a cuya responsabilidad me remito,

elogiándola victoriosa en palabra y silencio.


Que ni nombra ni perezosa vigila

en sospechosa actitud ajena

de paciencia infinita

y vulgar


aforística

y

doctrinaria.





104
Besar el espejo,

reflejo empañado

en aliento

apresurado, arrítmico…


casi un jadeo

más turbación en el lente,

del enfoque latente


Bastante:

Temperamento.


Se pierden por los pasillos de la luz los contornos

que ya difuminaban concéntricos, augurando

Prestos rastros


del rostro acaheicido

En simulacros de hondo consabido


Rememorando vapores.






105
Garantías (o poemas con dedicatoria).


Ahí es que te das cuenta, todo lo que es capaz de hacer ella. Por ti.

Todo lo que es capaz de hacer


Alguien (por ti).


Y te sientes en deuda.

Quieres compensar todo aquello que sientes,

llenar esa distancia, acortar la brecha que brota

de la distinción, entre tus defectos y su virtud.


Entre tus defectos y la virtud,

de dar algo por alguien

y virtud también

la de reconocerlo, en el otro,

cuando acusa en ti la sanción

de la sanación.

Esa sensación,

socava y tosca.


Es el patrimonio

de las arcas afectivas.


Y por ende. El reconocimiento es de a pares.

Tanto de uno como de otro y sin embargo,

celosamente poseyente de un inconcluso

gusto. Capaz de hacer por ti,


lo que sea y siempre, de nuevo

y nuevamente:
gracias por existir.






XVI- Y/O


106
Escucho diálogos profundos

Cuando tu boca me habla de palabras

Y dices que cuando eres

Me dices de cuanto eres.


El pasado llora por dentro

Y quema las entrañas y desgastas

Cuando naces y rehaces, todo un cuento

Y casi puedes…


Y entre tanto, todo eres

En el canto te conmueves

Prodigiosa y delirante,

Enhebrando en el semblante,


La luz tenue del mediodía

De la vida misma

Que tú rehaces,

Que tú deshaces.

Que conformas y deformas:


aristas de tersa oscuridad

en cuyo pasado embistes

a toda velocidad

sin diplomacia o templanza alguna

sin arrogancia o tendencia astuta

fértil.

Cuenca de cristal,

Osamenta vertical

Súbito y perplejo

Te saluda

Quien te escucha desde el silencio.




107
Garabato.



Entre la fuga de todas las cosas

Mirabas la lluvia caer

Mientras dibujabas en lo empañado

De tu aliento frío

Siluetas y contornos

En la ventana de la habitación.

Oropeles fantásticos que asoman

Donde nace el arcoiris

Luego de que el sol

a través de la bruma,

se dispersa entre pasillos

de pequeñas gotas amontonadas.

La forma de un espiralado garabato

Simula un sonido de viento

Y de mar, cual si fuera

Una caracola metafísica.

“es el sonido del verano”,

Es que llega con sus olores para estacionar sus parcelas.

Mirabas la lluvia caer creyendo deseoso

Por salir a chapotear en los charcos,

Correr salpicando a todo aquel cuyo borde,

Se atreva o convenga en cruzar,

Los límites del garabato.






108
Poema Nuestro



Constancia de durabilidad,

Remito de conforme,

Prueba de que ha vivido,

Libre de libreta,

De

Libertad

De



Anhelarte,

Y exigir lo que no fue, lo que nunca hubiera sido,

De no habérselo imaginado. Puro olvido. Hubiera sido

La ausencia tiene miedo, de aparecer,

Entre todas las formas y siluetas, de vapor

Con formas remotas y de adorno

Una entera suspicacia se desdibuja.

La suspicacia que toda pequeña disputa alberga

O en toda huella que queda,

Apegada, a toda costa o al desamparo

Más prominente y tedioso

Tan absoluto que absorto

Recuerda siempre,

Que puede haber alguien

Que extrañándote en silencio

Calla.

Nunca presumas de ello

(no es más que deseo, lo sé)

Y realiza tu sueño,

Más nuevo…


Es mejor callar o huir,

Cuando es verdad.

Nunca es bueno presumir.

La ausencia tiene miedo, de la noche,

Y ahonda aferra, en exagerado ahínco predispuesto

a todo menos a la soledad.


Afuera, la jurisdicción.

de la Frontera de nosotros dos

Espera:

¿Es verdadera tu voz?

La que suave, supo conquistar

Las orillas y las velas,

De mi mar

Me conquistó.


El derecho a la ternura,

Desrregula la cordura

Y al adiós.

Arremete, con ribetes

De locura

si perdura:




109
SMS



No hay vacantes

en andamios obsoletos,

el sujeto del inmerso repetido.

Aludido entre jaulas y hazañas.

Se desgrana un gigante adormecido.


Entre tantas ilusiones, pareceres.

Y placeres de estadía duradera.

No hay carteles

ni letreros luminosos,

a la vuelta de cualquier esquina

Cualquier tarde.



XVII- AGUA INFLAMABLE (2012)




110
Decreto de esencialidad/salida de emergencia.

Atomismo elemental del fuego y del viento, Del agua y de la roca madre, vergel tumulto De hierbas y de gramíneas, Pradera de aire serrano, Incendios intencionales Inhóspitos valles, donde lentos Murmuran cautos, pequeños restos de escorrentías Finas, en grandes arroyos y cañadas Parches, islas, bosques Bosquejos elementales de un vínculo antiguo. Desde lejos proviene en el tiempo El espacio. Del espejo y del espanto. O del asombro, Nombro, despacio El secreto, de la noche y del día. , de la emergencia esencial Y de la huida, Perspicaz y veloz. De una flor. O cualquier semejanza con las ciclovías. De cualquier avenida (lussich o Joaquín de viana)




111
Los sueños y las metas.

Muchas veces, duran lo que el transcurso de un sueño. Este no llega a ser lo que en un principio se esperó de él. Mientras que creció, avanzaba con la expectativa de llegar, Y no llegó nunca (a ser), A ese lugar. Pasó por muchas paradas más, y por otras que no eran paradas. El sueño y el tiempo, fueron una misma cosa, Fueron de la eternidad, y de la parada que está por llegar. El sueño nuevo no retiene o sostiene reminiscencia alguna No duda o endeuda sus arcas en mundanas preocupaciones O situaciones de extraña silueta, de larga simpleza. Que avanza Y no llegó nunca (a ser), A ese lugar. Pasó por muchas largadas más, y por otras que no eran largadas. Y el tiempo y el sueño, fueron lo mismo. Fueron la huida de la parada que está por llegar.

“Ayer decimos hoy Y es hoy ayer Decimos ser y somos Sin saber”





112
Etiqueta.

Con ella, el amor ha sido raro. Si el amor se hiciera. O se pareciera a ella. No es necesario admitir, Sonreir al mirar la cámara de fotos O etiquetar, en la red esa, Donde todo se une. Una red virtual. Mucho más virtual Que el amor. Con ella, el amor ha sido raro. Sin ella, desamor y desamparo. No debemos olvidar el nombre de usuario Y la contraseña. O todo se transformará. Cambiará de lugar y de laberinto. Laberinto. Laberinto distante Multicolor. Policromos cubos Pirámides y espejos. La catarata, Desértica encuentra rincón Y color. Al caer A la fuente:

La fuente habla de ciclos, De vías y avenidas dignas de ser caminadas. O bebidas en caso de saciar la sed (La sede. Sucede) o sea agua La fuente es también Pero tampoco es palabra, recurrente giro expandido Paradoja del final inaugural. Superior al de ayer o al de hoy Incluso mañana.

15/11/12

Mi pueblo no estuvo ausente y mucho menos de espaldas A la trágica y amarga historia del continente. Fuimos un balcón al frente de un inquilinato en ruinas El de América latina, frustrada en malos amores, Cultivando algunas flores entre Brasil y Argentina.





113
CON

POSICIÓN

DE LUGAR

Se trata de un paisaje interior. Está dentro y es privado. Respeta la intimidad de tus textos pues fueron escritos en silencio. La valentía de la interpretación es decirlos, La disciplina de la interpretación es no violarlos. Deja que el público sienta tu amor por la intimidad aunque ésta no exista.

Es público y concreto. Y De público conocimiento. El público de los textos, conoce de avenidas. Doble vías que a la noche, gritan motores de estruendo. El único contexto que lee entre líneas, es un secreto de boulevard:

Nunca una moto del Cerro, llega a destino antes. Es por eso la prisa que imprimen, Astutos al volante, los nocturnos motores, sus carreras tardarían en llegar. Aún horas más. Deja en la puerta los zapatos y pasa, pues ven mira, es tarde, la noche avanza. Y aún no llegas durante tanta prisa. Que avanza. Y soslaya encomiable. Ven que aún atisba y tenue aúna, en recurrentes juegos pretéritos Y abundan, en contadas y viejas cíclicas En caracolas de ese lugar. que los dos. Develarán.

29/07/12




114
Alegato contra los aljibes grises, bajo el silencio solitario de los álamos, hueles a lluvia y a baldes, tus siluetas son escasas y opacas tu viento, en un clima cálido de agosto.







115
Agua inflamable. 31/12/12

Cuándo se quema el agua, si es seguro, por otra parte, que es mucho más numeroso, lo ausente. cuando el vapor sube, y condensa otrora, masas y masas de grises perlas. Cuando fue la última vez, que decidiste no hacer aquello que es mucho más numeroso, lo ausente. El agua, inflamable, no se quema al fuego, se quema con fuego. se quema con juego entre el fuego y la constancia, del agua la distancia, entre bordes, de volumen y contorno, inflamable. Cuando se quema el agua, se quema con fuego y constancia, del borde y de la distancia. del rebrote ajeno, y no del fuego, y es inflamable. "hoy el agua es inflamable".



116
POEMA AL SEÑOR, AL VIEJO, ADULTO MAYOR ESE

QUE SE POSA, EN LA CALLE LAS ORQUÍDEAS, Y MATA SUS TARDES, SALUDANDO A LOS TRANSÉUNTES, PEATONES O CHOFERES. A CADA UNO DE ELLOS SALUDA

CUYA SIMPATÍA DESBORDA CIERTA MELANCOLÍA.

UN DÍA ME ACERQUÉ A ÉL, PARA ASÍ HABLARLE, DIRIGIRLE UNAS PALABRAS;

SIN EMBARGO SOLO LE DIJE “CÓMO ANDA”,

Y ÉL ME RESPONDIÓ “MUY BIEN”. SEGUÍ EN MI BICICLETA.

Y CREO QUE NO VOLVÍ A RECORDAR ESE MOMENTO.

HOY ME CRUCÉ AL SEÑOR,

AL VIEJO, ADULTO MAYOR ESE

QUE SE POSA, EN LA CALLE LAS ORQUÍDEAS, Y MATA SUS TARDES, SALUDANDO A LOS TRANSÉUNTES, PEATONES O CHOFERES. A CADA UNO DE ELLOS SALUDA

EL QUE CUYA SIMPATÍA DESBORDA CIERTA MELANCOLÍA.

IBA EN LA CAMIONETA, Y LO SALUDÉ. DELANTE NUESTRO UN MOTORISTA

LE TOCÓ BOCINA.

ESTE POEMA ES REAL. COMO ESE VIEJO, ESE ADULTO MAYOR

QUE SE POSA, EN LA CALLE LAS ORQUÍDEAS, Y MATA SUS TARDES, SALUDANDO A LOS TRANSÉUTES, PEATONES O CHOFERES. A CADA UNO DE ELLOS SALUDA

Y CUYA SIMPATÍA DESBORDA CIERTA MELANCOLÍA.

ESTE POEMA ES HERMOSO.








XVIII- BIOGRAFÍA





117
Nació justo cuando la noche, de media luna (como si un tajo agrimensor), contemplaba perpleja una lenta estampida de caracoles por sobre una húmeda vereda, la de enfrente, así pues sobre la una menos cuarto y en plena dinastía del escorpión. En la escena un jazmín rebosante, una madreselva, una violeta, un pimpollo y un clavel del aire; atestiguaban el aroma parturiento del huésped recién hospedado, de la reciente habitación.

Se dio cuenta, una tarde, al mirar alrededor nada más que se dio cuenta que ya era inevitable, que podía. Era la hora de salpicar la quietud de la calma del lugar, en la frágil templanza ornamental de un tiempo innato, en herencia y posibilidad… y de una luz (cómplice y testigo inmune), fue como si una tempestad. Eso si, luego vino el momento de la verdad; como para toda la vida (y no hay vida sin dueño). Y los lentes ya no filtraban solamente. Manipulaban, en un zurcido artesanal y tal vez, solo tal vez, fue el momento de sentir. Sentir, nada más; sin rigurosas evidencias de una razón, furtiva y fugitiva, sin decorosa tendencia alguna.

Alguneando a la altura de las circuntancias de manera fascilante, hondas abstravesuras de luz desviada y verguenza ajena de tabú. Si lo prometido es deuda y es un plagio siempre autografiado, entonces un éxodo de etcéteras pensará en plazos más abstractos.













118


13/03/13
Decir poesía

Decir poesía es, encontrar la distancia entre lo biográfico y lo poético, evitando lo anacrónico de la esdrújula obsoleta, brújula (septentrional y austral; meridional y boreal).




Decir poesía es palabra, palabra que no significa ni significante. Palabra que lleva adentro, en la intuición de un eco antiguo, un secreto (insisto), un secreto sin sorpresa. Un artificio, un asombro y un escándalo por lo efímero de la calma de lo acabado que ya se aleja del tiempo aquel, en cuyo espejo la distancia matizó, una matriz perpleja que va, desde quien escribe al infinito silencio de la nada. A la tediosa caída de las palabras que sórdidas reclaman sentidos que no acatan la cárcel que las ata y las delata fugitivas.




Poesía prófuga y con “s”, te vistes con galas de aborigen, irrumpes en escalas sin origen y esperas en las letras que corrigen (si consiguen) al sonido sostenido y musical de una voz escondida que retumba en tu dolor poeta, y en tu amor, en tu pasión y en tu razón. Poeta.




Digo poesía y palabra, es la primer palabra que me viene a la cabeza, y una catarata de sinónimos olvidados, de lenguas muertas y estilos tardíos, de borrachos amantes de tu ser, palabra, que no hablan con tu ser, que no hablan y se escuchan, a la vez. En innombrables juegos pretéritos, en retóricos giros absurdos, en austeros ámbitos sin final. En cualquier parte del mar, es cristal de temblar y romper, es quebrar la novedad, desvanecer la realidad, hasta siempre del final, del poder inaugurar la novedad al nombrar. Señalar con el dedo los objetos y asegurar:


pájaro,


             árbol,


                        abuelo.


Inquieto es saber que nombrar es siempre entender a lo demás, sin parecerse jamás.




Desvanece el poema como las sombras del día y renace la noche como la sombra del poema anterior, y mañana poeta, cuando mires con afán de nombrar en palabras, la nostalgia de antes de ayer, la arrogancia del acontecer. Recuerda que adentro,


siempre es nacer.








 119
Me quemé el pulgar,


Sosteniendo la punta de ese lugar.




Cuando yo escribo, al menos.



Me gusta la gente común. No la que alardea en definiciones o inútiles cosmogonías. Hay que gente que tiene el extraño privilegio de tener razón siempre, pero eso me aburre. Equivocado está aquel que tiene nada por hacer, que le da igual o no hace planes para el futuro, aunque capaz creyendo en el futuro, aún así se acopla y mimetiza con la altura de las circunstancias. Altura en cuya punta radica y tenue aúna, en giros y escombros, indiferente al humanitas o al cánon de lo que es y/o lo que no es.


Me gustan los militantes de la vida y de los lugares comunes, que viajan por el mundo y las duraciones de las continuidades, las discontinuidades, los cambios y las permanencias del diario vivir. La ecología de la acción, las causas perdidas.







 120
 Deliberaciones sobre mudanzas



Mudar I
Siempre que me mudo se propaga en mí una extraña sensación de vulnerabilidad bastante ajena. Casi tantas como quepan retumban.
Al llegar los techos y las paredes no parecen ellos mismos, o sea son con respecto a mi casa anterior. Nunca comienzan siendo ellos mismos y en determinada tardecita, así como por arte de magia ya están en mi interior. Suena casi a una extravagancia decir que un cuarto, que forma parte de mi entorno esté adentro mío. Suena pero no es así, en el sentido de que están adentro mío. Se podría decir que esto sucede cuando tengo la capacidad para caminar sus pasillos una noche de apagón o jugando mareado y con los ojos tapados algún juego de esos de mi infancia, no se podría proclamar un hito, pero uno se da cuenta inmediatamente, así súbitamente…
Al decir respecto a mi casa anterior a lo que me refiero es que mi aparato receptivo, recién está procesando en sus primeras capas la presencia de otra luz, otro aire, otros vecinos, almacenes y/o perspectivas (balcones). Ya no es lo de Aroldo (mi viejo almacenero), y saludar a cada vecino no va a ser lo mismo. Es decir, pese a que los saludos no tienen fecha de vencimiento, se podría decir que en su génesis secreta tienen la información necesaria y suficiente para desarrollarse y guiarse de modo autosuficiente por las sendas del inminente olvido.
Otro párrafo aparte merecerían los olores y factores como la humedad o la presión. En lugares más alejados de la costa y edificios sucede que para llegar a la azotea y ver el techo (y es que siempre hay un techo) se debe caminar muchos más escalones. Los factores son varios, pero sino convergen en un cuerpo que los sostenga no serían tales.
Puede pasar también que el cuerpo se desborde, en tal caso es recomendable volverse a mudar. En lo personal prefiero no volver al lugar en el que estaba antes radicado. Aunque a veces las facilidades y las comodidades no nos dan opciones, o la necesidad. También razones más contractuales como la garantía, un capital que uno depositó; un inmueble de algún ser querido… o nomás que todos los meses te van descontando lentamente de tus arcas, algo que te comprometiste a pagar.
Igual en esos casos (¡me he mudado tantas veces!) cuando vuelvo a mi casa anterior (parece una redundancia: vuelvo y anterior) necesito comprar muebles nuevos, cambiar de dirección la cama y poner algún espejo nuevo. Así parece otra habitación.
Habría que hacer otro párrafo aparte para las motivaciones que hacen que nos mudemos, principalmente los de índole económico… o sea los que tratan acerca de la distribución del patrimonio con el que contamos, nuestros bienes y no solo nuestro dinero. Muchas veces los motivos te echan y otras veces, solo para tener mejores ventanas, o que no te llueva el techo. En fin cosas mundanas con las que se podría vivir, pero no de manera óptima, hay casos muy diversos. Yo por una casa más luminosa volvería a mudarme mañana mismo. Es un tema la garantía, en mi caso es otro inmueble.
Siempre, como en todos los ámbitos de la vida hay un plazo para todo, aunque igual no siempre se cumplen a raja e’tabla.
La parte que menos me gusta es la de cargar cajas con objetos personales y cositas de vidrio y porcelana, todo eso es tan frágil y los libros, como pesan todas esas palabras acumuladas en folios cargados de memoria, que fatigoso. La máxima pereza me la da volver a abrirlas y a buscarle un lugar adecuado en la nueva habitación… todo eso sin contar lo que cuesta conseguir cajas adecuadas y suficientes. La sensación de vulnerabilidad bastante ajena creo se debe explicar en parte por la provisoria falta de cobijo, que siempre es accesoria y circunstancial pero no por ello menos válida y necesaria.
“que cerca que queda lejos”



Mudar II

Decía antes que siempre que me mudo se propaga en mí una extraña sensación de vulnerabilidad bastante ajena. Que casi tanta como quepa retumba.
Extraña pero en el sentido que indica el prefijo “ex”, o sea afuera… o sea hacia fuera, a la intemperie. Esto de las mudanzas tiene mucho que ver con ello. Pero si bien cuando me mudo siempre extraño. Tampoco siempre extraño igual. Depende del lugar del y al que me mudo, y al que extraño, y también del que empiezo a generar futuros momentos de extrañar, es inmanente al mero instar y a la compañía. Es acumulativo tal vez el cobijo, los lugares se suman y el afuera y el adentro indican una tenue dirección, que se transforma lentamente en domicilio a medida que se agarra costumbre y sentido... se enmarca en un todo que le da significado y tradición, paciencia para volver a esperar, le da dignidad.
Muy respectivo y relativo como para generalizar quizás, con la duración suficiente. Acerca del extrañar… sería algo así como una debilidad: generalizar la excepción y tomarla como parte del paisaje. Pero a su vez tan solo como un punto de partida arbitrario. La excepción persiste por su naturaleza de nuevo, novedoso y por eso excepcional. En las mudanzas siempre hay algo nuevo y por ende factores como un inmueble, un rincón o hasta un olor; “viejos”. ¿Donde se sitúa el extrañamiento?, ¿en la casa nueva o en la vieja? quizás en el transe entre una y otra, de la idea de una y la idea de otra, justo allí en el límite.
Creo que es justamente en el puente, en la bisagra que sin arrinconarse nos impide saber con precisión la dirección o el domicilio que se vuelve gaseoso, inflamable. Nos invade una noción de desamparo coyuntural, aunque no estructural afortunadamente. Es como si por un momento no viniera nadie a casa, no hay posibilidad de ser anfitrión, uno tan solo es huésped e inquilino.
Es solo esperar la fecha de vencimiento buscando entre aforismos y proverbios el significado real, las interpretaciones se vuelven entonces, cosa seria. El significado real pasa por la piel, sensato hasta el hartazgo y en cuya radical reseña se nos enseña a modo de techo y paredes, el acertijo. Se devela la incógnita. Creo que es un fenómeno que corresponde más al terreno de lo puramente físico y químico. La distancia entre las paredes y la disposición de la cama, con criterios astrológicos y metafísicos, y símbolos supersticiosos de origen oriental (como la forma de una caracola o un tótem cualquiera) y fetichistas. Se genera un ritmo inaudible hijo de la más diáfana sublimación, cuyas alusiones aluden a su misma ontología, a su fuente recurrente de armonía reminiscente y circular. Al significado oculto en la gotera del baño u cualquier otra nimiedad, bien propia de cada espacio. Los detalles de cada inmueble van imponiéndose por si mismos, sin nada más que el tiempo como cómplice y testigo. Aunque siempre que llego a una casa, no hay cosa más linda que ponerla a tono. De dejar de sentirse un extraño entre los pasillos y empezar a caminar de noche sin dificultad, acordándose de detalles tan ínfimos como el balde que hay que llenar con agua cada vez que se rompe la cisterna, o algún desecho de la cena atravesado, justo por hacernos tropezar luego de habernos saciado. Los defectos, sin excesos, pueden volver a un lugar encantador, si se acoplan al espacio, el espacio entre la casa y su dueño, o su inquilino, dependiendo el grado de compromiso contractual que le competa al mismo.




Mudar III

El concepto de novedad refiere, desde tiempos remotos en cierta medida a lo desconocido en tránsito a lo conocido. “Lo que es moda no incomoda” decía un viejo amigo y cuanta razón atinaba.
Frente a lo novedoso de un nuevo ámbito podríamos reaccionar en base a dos facultades bien distintas: la memoria o la reacción. La actividad que se provoca en nosotros corresponde predominantemente a una de estas dos esferas o facultades. Cuando salía a ver casas, en bicicleta por las calles adyacentes de barrios humildes veía con ilusión los frentes de las casas, reaccionaba frente a sus porches y buhardillas de manera más o menos novedosa digamos (motivada o estereotipada), si es que es posible establecer un grado de novedad. Y a su vez, actuaba de memoria.
Al ver una calle, una esquina o algún semáforo, se activaba en mi un recuerdo que yacía apagado, esperando en una latencia frenética, una latencia que solo necesitaba de la circunstancia para aflorar y manifestarse; y que sin embargo, era segundos atrás insospechable, inusitada e innecesaria. La novedad y la necesidad tienen un vínculo estrecho en momentos de mudanzas, momentos de hiperactividad del aparato receptivo radicalizado por la falta de hogar aparente.
En el último apartamento que viví, no tuve la mejor experiencia. Se llovía el techo del baño y la humedad sofocaba cualquier intento de suspiro fallido. A eso sumarle unas instalaciones de electricidad precarias para llegar a la inevitable conclusión de que fue un error. Solo que puedo catalogarlo de error, luego de haber emigrado de allí, si a la incomodidad de permanecer allí le hubiera sumado la conclusión anticipada; podría también pensar que todo era un fracaso y sobre-extrañar. Y ahora que estoy viviendo en un lugar sumamente luminoso donde las corrientes de aire abundan (es debido a las alturas claro), puedo catalogarlo de error. Es todo relacionado con lo novedoso del asunto…y gira en torno a la puja entre la lejanía y la cercanía; una tensión reveladora.
Una vez lejos se despertó en mí una especie de rechazo hacia aquel lugar, siendo que contempló momentos felices, pero igual tal vez como si una excusa o un simple motivo para ver a mi nuevo hogar realzado por los defectos del anterior y a su vez, para no sentirme un fracasado, es que a nadie le gusta fracasar, lo que es en cierta medida entendible al saber que entre la voluntad y la potestad no siempre se trazan caminos parejos. La ruta de la capacidad es algo discontinua siempre.
Y eso que antes de conseguir casa estuve varado durante semanas. Ahora pareciera otro.





 121
Poema luminoso

Jamás he escrito nada, es más; creo que si tuviera la gracia suficiente como para escribir un poema empezaría diciendo algo…, algo sobre el extrañarse. Si.
Rondaría acerca de la mismisidad y la otredad de dicha noción (¿es acaso una noción?) e inevitablemente no tendría más remedio que aproximarme a la noción, digo a la sensación, intentando indagar acerca de sus causas. Si es que se puede hablar de una teleología, o sea de un efecto que tienda a un fin de manera causalística o lineal. O si el episodio se desvanece en su propios límites, ínfimos e infinitos, si se trata de una circunstancia inapelable.
En realidad debería mediante una metáfora certera y tajante rajar la tensión en la atmósfera de la lectura. Sembrar la incógnita de manera sutil, recurriendo a una frase que nuclee luego al resto del poema si, ¡así!… algo como “el desapego de las mañanas otoñales” (¡ay si tuviera la gracia suficiente!)…
Para cerrar el verso y no dejar al lector con la sensación de ambivalencia… bueno en realidad si fuera poeta seguramente sabría si es adecuado cerrar un poema con una ambivalencia, con algo irresuelto; o más bien algo más elaborado, si acaso hay receta alguna lo sabría.
Si me pasara un poema por la piel (¡ay que gracia!). Bueno en realidad un poema acerca del extrañar no debe ser engendrado en una atmósfera de dicha, bueno… no necesariamente, no me convence igual del todo la idea en lo que leo. Por ejemplo cuando leo acerca del extrañar o de la desdicha en algún poeta como Salvador, o Benedetti, o Idea (los eduardos, alfredos, gustavos y fernandos); no se si la idea que se desprende, que se me crea, corresponda necesariamente a un impulso análogo, ni siquiera se si el acto creador corresponde a una experiencia de ellos o de algún conocido de ellos. ¿Hablará del extrañar? O sería que yo necesitaba leer acerca de ello, aunque fuere en las nubes o en las estrellas.
A lo mejor es una composición de varias historias, o de su imaginación. ¡No! a lo mejor es producto de un éxtasis sublime en el cual el inconciente del autor se manifiesta sin trapujos… un acto de intuición radical. Ay si yo poseyera dicha gracia, seguro conocería yo más al respecto,
que lindo sería ser poeta.




122
SMS
1
Y LAS VENTANAS/POR SIEMPRE ABIERTAS/POR LAS MAÑANAS/RECIÉN DESPIERTA a C.J.

2
PARA SER UN BUEN ACTOR/
NO SE TIENE QUE NOTAR QUE SOS ACTOR/ EN UNA ESCENA

3
EXPLORANDO LAS VICISITUDES/
DE UN (NUEVO) TERRITORIO

4
ANTIGUOS ARCAÍSMOS/
EN NÓVELES ESPEJOS



123
Todo

Todo eso que sentiste,
todo eso que sentí.

Todo eso que viviste,
todo eso que viví.

Todo eso que creiste,
todo eso que creí.

Todo eso que pudiste,
todo eso que pude.

Todo eso que aprendiste,
todo eso que aprendí.

Todo eso que perdiste,
todo eso que perdí.

Todo eso que intuiste,
todo eso que intuí.

Todo eso que dijiste,
todo eso que dije.

Todo y nada,
nada como un antiguo ser inanimado,
en el fondo de algún mar perdido
en cuyo domicilio se entabla parte de lo que fuimos,
y de lo que sigo siendo, en jornadas de azul melancolía.


Se desborda el cauce y emerge la inundación sobre el nivel del mar la corriente fuera de control corre indefinidamente. Por sitios ajenos de lugar, donde la dinastía de la lluvia murmura, soledad.